Hoy, después de haberme pasado todo el día limpiando todo a fondo y empezando la maleta, he decidido tomarme un respiro y me he dado una ducha muy larga con agua muy caliente. Luego, me he tumbado en la cama con nada mas que unas braguitas negras, con el cuerpo lleno de crema, y con el pelo mojado.
Y así, boca abajo, con el ventilador encendido y el silencio de una tarde de lunes, me he dado cuenta de que el color de mis brazos es bonito, y de que tengo cuatro lunares que forman un rectángulo. He observado la cicatriz que me dejó una ventana mal cerrada, y he visto todos los pelitos rubios que solo se ven cuando me da el sol o cuando miras desde muy cerca.
Así, tumbada en esta cama enorme de sábanas verdes me he dado cuenta de que hacía mucho tiempo que no tenía un rato así. Sólo para mí. Sin hacer absolutamente nada. Estando en armonía con el Universo.
Me he dado cuenta de que te quería porque tú me querías tal y como estaba en ese instante. Sin ropa. Con el pelo mojado. Sin una gota de maquillaje. Con los mofletes rojos por el calor de la ducha y con todas mis pecas sin disimular.
Ahora es casi de noche, y he encendido una vela. Normalmente tengo tres o cuatro pero el resto están ya metidas en la maleta. Solo queda una.
Ahora hay incluso mas silencio. Todos han salido. Me encanta esta casa para mí sola. Cuando no hay ruido.
Tengo tendencia a agobiarme por verdaderas tonterías, y luego, cuando me calmo, me doy cuenta de que son cosas sin ninguna importancia y me siento un poco idiota. Pero no lo puedo evitar.
Veo Madrid tan cerca que no me lo creo. Me cuesta asimilarlo. Estoy ansiosa. Muy nerviosa. Odio la incertidumbre. Y se que es absurdo pensarlo y empezar a agobiarse porque luego todo irá pasando solo, tranquilamente, y sin ningún problema, pero no me lo quito de la cabeza.
Yo antes no era así. Siempre he sido la típica persona desastre. Nunca se me ha dado bien planear las cosas, jamás pensaba en el futuro. Qué mas daba el futuro, si estaba muy lejos. Quizás me agobiaba sin saberlo y por eso todo acababa siendo tan desastre. Si lo pienso, sigo siendo un caos absoluto pero simplemente me preocupo mas. Yo que se.
Me apetecía tanto Madrid... y ahora me estoy poniendo tan nerviosa que no paro de hacer planes para pasarme todo el verano sin pisar la ciudad.
Pero las cosas no saldrán así. Algo se estropeará. Algo cambiara. Y acabaré tropezándome contigo en el metro justo el día que debería estar en Mallorca.
Estoy tan nerviosa que no paro de decir tonterías.
Hay momentos en los que me encantaría creer en algún dios para encomendarme a él. O para rezar. O para lo que sea que haga la gente que cree en algún dios cuando están ansiosos y asustados.
Creo que debería dejarlo pasar, tranquilizarme, dejar de escribir tonterías e irme a comer un poco de tarta. Que siempre ayuda.
Un poco mas de Nueva York |
qué pelo más largo tienes, maja
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