miércoles, 4 de mayo de 2011

Aeropuertos, vicios caros,

son los restos, del naufragio.


Cruzando el Océano Atlántico
Me encantan los aviones. Me encanta volar.
Esta noche volviendo a casa he visto un avión en el cielo. Vivo muy cerca del principal aeropuerto de Houston, y cuando pasan aviones parece que los puedes tocar. 
Desde que era pequeña me ha encantado mirarlos, e imaginar quien vuela. Sus historias. Donde van. Si vuelven a casa o escapan de sus rutinas. Siempre que veo un avión me da envidia, quiero ser yo la que vuele a algún sitio, quiero ser yo la que se escapa. 
Me gusta viajar, me gusta la sensación de romper con la rutina y volar a cualquier parte, es tan excitante. Al mismo tiempo me gusta el vuelo a casa, el vuelo a Madrid. Me gusta aterrizar por las noches, se que mi padre va a estar esperándome con un huevo frito y pan recién comprado o, si viajo con él, me daré una ducha mientras lo prepara, habiendo pasado antes por la gasolinera de al lado de casa para comprar el pan. Es un vicio muy feo pero nada me sienta mejor al llegar a mi casa que un huevo frito. Se que es una cosa que te puedes comer en cualquier parte, pero los huevos que hace mi padre no los hace nadie. No se si es el aceite, Mercadona, o el pan de la gasolinera BP, pero es un manjar de dioses. Te puedes llegar a creer inmortal si lo acompañas con un "librito"de jamón serrano. No puedo revelar en que consiste un "librito" de jamón serrano, es secreto de familia, pero está riquísimo.
Ambas sensaciones me gustan. Me gusta despegar, los nervios, las ilusiones, los planes, y me gusta aterrizar, darte cuenta de lo seco que es Madrid, hablar español otra vez, y saber que llegas a casa y vas a dormir en tu cama.
Todo forma parte de viajar. La salida y la llegada. Ambas cosas me parecen igual de buenas.
También he de decir que me encantan los aeropuertos. En especial el aeropuerto de Barajas, la Terminal 4 ya es lo mejor de lo mejor. Es tan luminoso, tan blanco... Podría sentarme en cualquier aeropuerto y pasarme horas leyendo, mirando a la gente pasar, creyéndote alguien importante que viaja por razones (importantes)... Lo que me gusta de los aeropuertos es que nadie te conoce. Siempre puedes tener la mala suerte de encontrarte a alguien, obviamente, pero en general, nadie te conoce. Camino con mi bolso y mi sombrero, porque yo casi siempre viajo con sombrero, evadiéndome del mundo. Consigo evadirme del mundo en un aeropuerto, tiene narices. A muchos volar les suele poner nerviosos. Toda la seguridad, las colas, los pasaportes... es todo parte del placer de viajar. Incluso esperar en una cola descalza con mis posesiones mas valiosas en una bandeja de plástico me parece algo encantador. Soy un alma viajera. Aeropuertos significan cambio. Cambio porque te vas a hacer algo diferente o cambio porque vuelves a la rutina después de haber hecho algo diferente.
Me gustan el Jet Lag y los cafés malos que ponen en todos los aeropuertos, da igual a donde vayas. Me gustan las tiendas de revistas y libros en varios idiomas, y los Duty Free donde venden colonias, chocolates Toblerone gigantes y ropa de Ralph Lauren que no encuentras en ninguna otra parte y que nadie compra. En el aeropuerto de Barcelona tienen hasta Zara, y si te paseas por aeropuertos internacionales encontrarás desde Stradivarious hasta Valentino. 
Siempre has de comprarte una revista y algo de beber, para las largas esperas. Yo en el avión no puedo leer porque siempre me quedo dormida. Y cuando me despierto estoy en un lugar totalmente distinto. ¿No os parece mágico? 

1 comentario:

  1. volar, movimiento, conocer, ver, aprender, todo ello es volar. Yo también añoro ir en ese avión que pinta una estela en la tarde lánguida de cualquier domingo.
    Como te entiendo

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