Nueva York, Nueva York. Qué puedo decir. Cuanto mas viajo, mas me doy cuenta de que, no es la ciudad, si no la compañía.
Cuatro días en Nueva York es poco Nueva York. No te da tiempo ni a respirar. Si lo pienso en términos culturales, no he visto tantas cosas. Es una ciudad preciosa. Con vida. Con luces. No para. Pero, es la sensación. La gente con la que he estado. Las tres noches sin dormir. Las conversaciones interminables cruzando el puente de Brooklyn. La comida Koreana en la ciudad Koreana que nadie conoce justo al lado de Macy's. El pollo seco que te sirven en los restaurantes concurridos de Times Square. La graciosa anécdota de poner el postre con el susodicho pollo y las patatas fritas, en el mismo plato. Las conversaciones en español, brasileño, italiano, checo, e inglés. Llamémoslo ESBRICHEGLÉS. Los cafés a altas horas para aguantar. Los chinos colándose en habitaciones ajenas. Caminar por 5th Avenue con un café en la mano cual Neoyorquina. Y salir en las pantallas de Times Square cual famosa.
Me ha encantado descubrir que Méjico no es el país que yo pensaba. Me he sonrojado cuando me han dicho mas de cinco veces que me parezco a Penélope Cruz.
No es lo que ves, es lo que haces.
Igual que todas las grandes ciudades es excitante. Puedes hacer cualquier cosa a cualquier hora. Así han sido los cuatro días. Excitantes. Y haciendo cualquier cosa a cualquier hora.
No me reía tanto desde hacía mucho, muchísimo tiempo. Me he enamorado de nuestra risa. Me he enamorado de nuestro flow. De nuestro ritmo. Me he vuelto a enamorar de la vida. Y solo he necesitado cuatro días con un pequeño grupo de gente, que, por cierto, es el mejor grupo de turistas ruidosos del mundo. SOMOS EL MEJOR GRUPO DE TURISTAS RUIDOSOS DEL MUNDO. Me ha gustado que casi nos echasen del hotel. Y que nos prohibiesen entrar en la piscina. Por el simple hecho de lo ruidosos que somos.
Nueva York no es la ciudad mas bonita del mundo. Pero tiene ganas. Nueva York tiene ganas. En Nueva York entiendes el espíritu americano. El espíritu del que todo el mundo habla. Nueva York tiene esa actitud hacia la vida. Downtown, Midtown o Uptown. Brooklyn, Manhattan o Harlem. Todos saben que son de Nueva York. Y todos forman parte de ese batiburrillo de color, luces, movimiento, cultura, actitud, ganas. Y quien quiera, incluso estando de paso, puede formar parte de esa actitud.
Ahora me toca ponerme a estudiar hasta mañana a las tres de la tarde. Último examen. Y después libre. Aún no he deshecho la maleta. Y ya he empezado a hacer la definitiva. Nervios. Estrés. Papeleo. Convalidaciones. Agobio. Dudas. Quiero. No quiero.
Pero siempre nos quedará Nueva York. Nadie nos quita Nueva York. No se que habría hecho estas últimas dos semanas sin Nueva York.
Por Bara, Teresa y Denise, mi grupo con mas aguante que me acompañó hasta el lugar mas recóndito de Chinatown para buscar medicinas naturales porque me puse mala en el peor momento. Por Alejandro, Zoe, Luis, Gus, Tomas, Rubén, y Nick, que me hicieron reirme como nunca.
Por la ciudad que me ha hecho enamorarme de la vida otra vez.
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